Playa del Carmen

                                                                                     Pongamos en libertad al niño

Para María Montessori, la verdadera interacción entre el niño y el mundo natural, sucede cuando le quitamos los distractores.  Dormir al aire libre, exponerlo a la lluvia, tomar el sol, chapotear en el agua, son cosas de las que hablamos pero que no necesariamente ponemos en práctica. Se cree que hacer largas caminatas a campo abierto, con sol o lluvia, es un gran esfuerzo, uno debería de crecer acostumbrado a estas cosas. ¿Entonces, cómo podrás acostumbrarte? Tal vez los niños pequeños se puedan acostumbrar; ¡pero no! Están aún más protegidos que los adultos.

 

Sería prematuro decir “Dejemos libres a los niños, dejémoslos jugar libremente, dejémoslos correr en la lluvia, quitarse los zapatos y jugar en los charcos, y cuando el pasto esté húmedo de rocío, dejémoslos corre descalzos y pisar toscamente; dejémoslos descansar tranquilamente cuando el árbol los invita a dormir a su sombra. Dejémoslos gritar y reír cuando el sol los despierta en la mañana. En lugar de esto, nos preguntamos ansiosamente ¿cómo podremos mantener dormidos a los niños al amanecer? y ¿cómo los podremos educar a no quitarse los zapatos?  y sin darnos cuenta por nuestras presiones y falta de tiempo los volvemos insensibles a su entorno, vemos a los niños matar insectos o pequeños e indefensos animales, arrancar plantas y flores y nos parece natural; no nos damos cuenta que esta mente se ha apartado de la naturaleza. Lo que en realidad estamos pidiendo a nuestros niños es que se adapten a una prisión sin  molestarnos.

El niño citadino dice estar cansado después de una pequeña caminata, haciéndonos pensar que no tiene fuerza. Pero esta debilidad es causada por sus alrededores y por la monotonía en la que viven  Lo atractivo de la ropa de moda, o pertenecer a un club, son cosas que no existen para él.  Pero cuando el niño es puesto en un ambiente natural, está ahí la revelación de su fuerza, Bebés normales, incluso menores de dos años, si tienen una constitución fuerte y están bien nutridos, pueden caminar millas y convivir con un mundo natural que los rodea y respetan.

Que importante es que los niños se relaciones con la naturaleza, cuidando flores, plantas, animales pequeños e incluso insectos, sensibilizándose con su entorno al tiempo que ejercitan sus músculos y pulmones para un desarrollo integral.

Es la naturaleza la que provee; yo dejaré libre al niño y contemplaré cómo “crece en belleza”; asistiré tranquilamente al milagro.

                                                                                                                                                             María Montessori.

 

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